La segunda aportación al universo Deleito profundiza en el concepto y la narrativa introducida en el primer local. En este caso, la referencia a lo divino vuelve a apoyarse en el mundo clásico para construir un espacio donde la monumentalidad adquiere una notable presencia.
En ese sentido, el espacio dispuesto en forma de U es reordenado con el objetivo de conseguir establecer un recorrido a través de una serie de estancias. Por esa razón se emplea un sistema de pórticos que va colonizando el local y otorga jerarquía y rigor a toda la composición.
Esta secuencia permite establecer un grado de permeabilidad desde las zonas más próximas al exterior hasta las que toman un carácter más íntimo hacia el fondo del local.
Explicado por zonas, observamos dos brazos que acoden diversos programas. Si bien uno alberga una zona de sentado y tiene sentido público, el otro acoge la cocina y tiene un carácter más servicial. Conectando ambos volúmenes se dispone una gran sala que funciona como comedor. Dicha sala queda caracterizada por la presencia de los pórticos, los cuales dibujan una especie de aperturas geométricas.
La estética material preserva la identidad trabajada inicialmente. Los tonos grisáceos introducidos en suelos y techos caracterizan la atmósfera general. La homogeneidad de este recurso se rompe por medio de la introducción del azul característico de la marca, el cual aparece estratégicamente en ciertos elementos de diseño.