La colaboración con la firma Casa Neutrale encuentra en este local su tercera propuesta. Al primero de ellos, dedicado en exclusiva al mundo del café de especialidad, le sucedió un segundo espacio que funciona a todas las horas del día. Como evolución natural de todos ellos, surge este nuevo establecimiento. Un lugar donde el vino y la música se convierten en el gran atractivo y en la piedra angular de la propuesta.
El espacio es tratado con la delicadeza que merece un tradicional Wine Bar. A pesar de las ajustadas dimensiones del local, la barra encuentra su posición y reclama protagonismo. La jerarquía de este elemento da sentido a todo lo demás y organiza diversos rincones. El público tiene la opción de agruparse en torno a esta o repartirse libremente por las mesas.
Se pone especial énfasis en el diseño de los soportes expositivos. Las botellas descansan sobre unas baldas de acero inoxidable que contrastan con el mármol verde indio. Este material se emplea de manera estratégica para aportar toques de color dentro de una atmósfera íntima.
La esencia misteriora y a la vez cálida caracteriza la atmósfera de este espacio. Los tonos oscuros y terrosos inundan el proyecto, y aportan un ambiente completamente homogéneo. Esa intencionada oscuridad se ve encendiendo de manera estratégica.
La iluminación se cuida hasta el último detalle. Una serie de apliques y luminarias aporta una luz de gradientes bajos. Estos se combinan con velas para ensalzar esa atmósfera tenue. De este modo, se enfatiza la magia de un local que, si bien destaca por su reducido tamaño, desprende carácter y personalidad.