La construcción de una identidad física que recree de manera rigurosa los valores de una marca de la talla de Armedangels se convierte en el principal reto de este proyecto.
El estudio exhaustivo de los principales pilares de la firma nos lleva a descubrir cómo el concepto de sostenibilidad, uno de sus principales emblemas, puede explicarse desde un planteamiento ambicioso e innovador.
Para ello, se construye una identidad fundamentada en el equilibrio entre conceptos opuestos. Lo natural se encuentra con lo artificial. Lo orgánico con lo sofisticado. Lo cálido con lo frío. Lo ligero con lo pesado.
Es así como se plantea un escenario donde el diálogo entre mundos contrarios desvela pistas sobre cómo conceptualizar los valores sostenibles. Las preguntas que subyacen detrás de esta dualidad ofrecen una reflexión acerca de la globalización y los nuevos métodos de consumo, aspectos importantes para la marca.
Estos planteamientos se traducen en determinados elementos de diseño como la imponente mesa. Este objeto no solo reúne en su diseño el contraste conceptual ya enunciado, sino que, además, propone un organización espacial que resuelve por medio de un solo gesto todo el programa.
Por un lado, acota los espacios laterales y propone dos alzados que se colonizan por medio de soportes expositivos en formato vertical. Por otro, ofrece una amplia superficie en la que se combina exposición horizontal con mostrador o zona de cobro.
La materialidad del proyecto incide en los aspectos mencionados. La robustez e imperfección de elementos como la piedra unido a la rugosidad de acabados como el de la fachada, entran en diálogo con la sofisticación técnica que aportan los soportes expositivos.
El primer mundo, mucho más vinculado a lo puramente natural y aleatorio se encuentra con universo donde el detalle y la precisión se vuelven palpable.
De esa mezcla nace un espacio que, a través de esta declaración de intenciones, pretende ofrecer un mensaje a su público.